Los lirios son flores muy conocidas y presentes en muchos jardines, ¡y muy agradables! Se trata de una flor perenne de la familia de las Iridáceas, que suele venderse en forma de bulbos, y que produce flores grandes, coloridas y perfumadas, a menudo en tonos azules y púrpuras, pero también amarillas, naranjas, rosas/rojas, etc.

La altura final de la planta puede variar entre 20 y 90 cm. Se planta de septiembre a junio para una floración de enero a agosto, ¡pero se recomienda una plantación en otoño!

Dato:

Mezclando variedades de iris enano, intermedio y grande, que tienen una floración escalonada, ¡es posible tener flores sin parar durante 2 meses!

PLANTA

Los lirios crecen fácilmente en suelos ordinarios, incluso secos y calcáreos, con una fuerte exposición al sol (al menos 3/4 del día). Ten cuidado con los suelos demasiado pesados y arcillosos y que retienen demasiada agua en invierno, ya que los bulbos podrían pudrirse.

Antes de plantar, prepara bien el suelo removiéndolo en profundidad para eliminar todo rastro de malas hierbas y permitir un fácil desarrollo de las raíces. Aprovecha para incorporar grava o arena gruesa si el suelo es pesado.

Una vez hecho esto, planta los rizomas (o bulbos) de forma que queden visibles, ya que una plantación demasiado profunda podría comprometer la floración (que por cierto interviene generalmente al año siguiente de la plantación). Deja al menos de 10 a 20 cm entre cada bulbo, para que la planta tenga espacio para crecer.

Luego, basta con regar ligeramente después de la plantación para favorecer el enraizamiento.

CUIDADOS

Una vez plantados, los lirios en el suelo no requieren realmente muchos cuidados, y sólo deben regarse en caso de clima muy caluroso y/o sequía prolongada. En cuanto al resto del mantenimiento, es más bien tradicional:

Mantén el suelo limpio y sin malas hierbas, y retira regularmente las hojas dañadas y secas.

Si vives en una zona especialmente ventosa, tus plantas pueden necesitar un tutor para reforzar los tallos.

Retira los tallos florales una vez que las flores se hayan marchitado para evitar la formación de semillas que agoten innecesariamente la planta.

El iris en maceta, en cambio, requiere un riego más regular, normalmente cuando el sustrato está muy seco.

Por tanto, puede alimentarlo con un abono líquido para flores y añadir bolas de arcilla a su maceta/caja de jardín para garantizar un buen drenaje.

DISFRUTE

Una vez plantado, el iris resiste muy bien el invierno, ya que su resistencia a las heladas y a las bajas temperaturas alcanza los -15°.

El frío incluso contribuye al buen desarrollo de la planta, ¡así que no te preocupes por su supervivencia durante todo el año!

Una vez que te hayas decidido por la organización de tus flores, podrás disfrutar de ellas durante mucho tiempo, ¡ya que la vida de un iris puede ir de 5 a 20 años! Y si te apetece cambiar, puedes conocer las numerosas variedades que existen, con sus formas y colores únicos.